EL BESO...

Eterno e histórico beso que se escribe en un papel y se diluye en un suspiro… recorre terrenos de lo prohibido y sin límites se entrega cuando no hay palabras para explicar la razón.
Nadie logra atrapar la sensación que nos sepulta en un abismo arrastrando nuestros cuerpos a la locura y a la pasión.
Un beso se proyecta desde el húmedo sabor hasta el seco aroma del aire que se respira, se construye en la unión y se evapora como gotas de cristal en un nuevo amanecer.

Tormentoso vuela por los cielos y parte como un rayo la inexplicable sensación que se dibuja en una mirada y se deja ver en una sonrisa.
Profeta de la poesía, renace por las noches envuelto en un manto de estrellas y desvanecido en el reflejo de la luna se eclipsa en abrazos y en destellos de caricias.
Ilumina el deseo escrito y desnuda al sentido que nos transforma en tiempo y espacio… seca esa lágrima que se pierde en el vacío y perdona el error de la mentira.

El beso… frágil cómplice de un amor y extraña necesidad que se oculta en la distancia es la aventura ideal y platónica que viene y va.
Prisioneros de su fuerza somos, nos condena hasta la eternidad y vuela en un universo olvidando que días son los que vendrán.
Resurge en lo profundo de los mares, y en escurridizos movimientos penetra por una melódica canción que desnuda los oídos y se impregna en el recuerdo que nos deja mirar atrás.
Boca a boca declara en adormecidos sueños las nostalgias por perder la inocencia pura y caer en el súbito choque del olvido.
El beso… enciende cada palabra viva y la apaga en silencio con el delicado roce de dos labios que resumen la verdad.