...Amo cada detalle de un nuevo amanecer, pues la luz que me ilumina es el motivo de esta inspiración ...

Traductor...

English cv French cartas de amistad German temas para windows Spain cartas de presentación Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

6 de mayo de 2010

Eclipse...

La tarde se tiñó de color rojizo azul y como nunca antes había visto, la luna se despertó e iluminó con su brillante blanco empapando de luz la gran ciudad que no termina de descansar.
Un día extenso y de calor agobiante; la radio estaba encendida y la canción mas aburrida terminó; tras un breve resumen noticioso se informaba sobre el fenómeno de un eclipse lunar, al cual le resté importancia y desinterés.
Miro tras mi ventana y cargo pensamientos que a veces quisieran no estén, no dejo de pensar, mi mente no se detiene y el silencio no se hace presente tras los bocinazos de la gente que se apura por llegar, mientras las luces de ese departamento frente al mío aun no encienden y no hay nadie a quien mirar..
Llevo días esperando que el momento en que él aparezca sea el adecuado para que ese chico, mi vecino, se de cuenta que yo estoy aquí, frente a su ventana y a esa planta que jamás regó.
Hace tres semanas llegó y el recuerdo se me hizo presente. Era ese niño con cabellos bien peinados que jugaba conmigo a las escondidas y compartía secretos de amistad. Mientras mis rodillas se cubrían con mi vestidito color azul, en el recreo infantil nos dimos ese primer beso como muestra de dos niños que juegan al amor.
El tiempo pasó y no dudé en darme cuenta que ese pequeño era ahora quien vivía en ese departamento que alquiló. De aspecto dejado, siempre con remeras, zapatillas y jeans algo añejos y sin color. Aun era visible su cicatriz en su frente tras haberse lastimado en una caída mientras montaba su caballo Gavilán. De piel morena y ojos color miel, era todo lo que sabía desde que lo ví por primera vez.
Rogaba que llegara y mirase por su ventana para hacerle saber que vivía esa niña de rizos y listones color azul. Me pregunto porque no me acerqué, y era tanto el miedo a su falta de memoria que solo me dediqué a verlo a escondidas de él y los demás.
El calor aun no cedía, típico de los días de verano; la tarde ya se hacia noche y en un instante esa luz se encendió, era él. Se lo veía cansado, agobiado por el calor y la rutina. En la distancia podía sentir cuándo estaba bien o mal sin que él lo notara, realmente sabía que era mi gran amor y me había enamorado de un pasado que hoy se hizo incierto y sin saber qué sería de los dos.
Abrió la heladera, y un vaso de agua fresca fue lo que llevó hacia el balcón. Su mirada estaba perdida, sin sentido, lo noté triste y el cansancio ya no eran parte de sus gestos que acostumbraba mirar tras las cortinas de mi balcón.
No se ni cómo ni porqué, después de llevar tiempo de cobarde, tomé valor y lo saludé. El ni siquiera me miró y se marchó. Sin decir una palabra encendió su tevé, quedé tan triste que sentí el silencio ahogándome en esa sensación de no importarle ni a mi vecino, quien resultó ser mi primer beso en el jardín. Tomé asiento y la angustia se apoderó de mí. Preguntas sin respuestas se cruzaron por mi mente mientras yo lamentaba saludarle para no tener ni la mirada que tanto esperé.
Miré hacia la luna tan grande frente a mí, de imponente brillo y con aires de nostalgias fueron una postal para esa noche que creí era especial.
En silencio la contemplé, el tiempo pasaba y sin darme cuenta ese fenómeno astronómico comenzó a proceder, la tierra interponiéndose entre el sol y la luna, y ver como esa redondez comenzaba a tomar otra forma fue algo hipnótico. Sentada en el suelo apoyé mi cabeza en la pared, solo la contemplé y olvidé porque estaba ahí. La luna aun no quedaba cubierta por la sombra de la tierra cuando escuché frente a mi una voz diciendo: ¡que espectáculo! no? Me incliné para ver mejor y en ese momento, antes de decir algo, el sólo miró; sentí que algo reconoció en mi. Sus gestos decían picardía y un sin fin de muecas me hicieron sonreír.
Mientras la sombra de la tierra se interponía entre el sol y la luna, sentimos la magia que nos hizo encontrar. Su asombro no le dejó pronunciar palabra alguna, sólo mi nombre, ¿Laura? Y ahí estaba yo, sepulcralmente callada y feliz porque el recuerdo de la infancia perduró. Asentí con mi cabeza y nuestros ojos se quedaron mirándonos hasta que la oscuridad nos invadió. Aún así, ninguno de los dos se movió ni perdió de vista, por lo menos eso hice yo.
Paralizados por la inmensidad de la ciudad, sentí cómo ese eclipse se hizo especial entre los dos. Un aire fresco me cubrió en una sensación elevándome por el reencuentro con Andrés, el muchachito que me columpió en los ratos libres antes de dibujar en las aulas de lápices y papel.
Cada minuto era más cercano a mis ganas de abalanzarme hacia él y abrazarlo. Todo fue tan rápido que ese deseo se hizo realidad, cerré mis ojos y en ese preciso momento en que los astros se fusionaron me desvanecí ante esa magia y furor por sentirme tan plena y viva por la pureza e inocencia de ese infantil amor que había tocado en mi balcón.
Pude darme cuenta al abrir mis ojos que él estaba más cerca de mí, fue él quien se cruzó de balcón para no soltarme en ese abrazo que perduró hasta que la tierra dejó libres a la luna y el sol.

Imaginarán que sucedió… yo lloré de la emoción, y él… él solo me besó como hace tantos años atrás siendo niños en el jardín.

...las letras no se las lleva el viento...

Creative Commons License
palabras que no se dicen by lunattyk is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina License.
Based on a work at palabras-que-no-se-dicen.blogspot.com.
Permissions beyond the scope of this license may be available at http://creativecommons.org/choose/.

Ratings and Recommendations by outbrain